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Ramón
Acevedo Arce, Chile
RETRATOS (DES)DE LA LOCURA
Constituye un incursión goyesca por los patios, galerías,
dormitorios y letrinas de los 4 asilos mentales públicos
más importantes del territorio nacional, a saber: Hospital
Psiquiátrico Dr. Philippe Pinel de Putaendo y Del Salvador
de Valparaíso (en la 5ª región del país); Hospital
Psiquiátrico Dr. José Horwitz Barak y Sanatorio El
Peral de Puente Alto (en Santiago de Chile). Estos registros documentales
fueron ejecutados durante los años 1997-98,1999-2000.
En nuestras sociedades pragmáticas, racionales y eficaces,
todo pareciera estar estructurado para obligarnos, tácita
o explícitamente, a seguir el juego del equilibrio y de los
consensos gregarios. La comunidad nos califica de "cuerdos"
o "civilizados" según participemos de ese juego,
y de "locos" cuando, de plano y por entero, nos negamos
a jugarlo. La cuestión de fondo pareciera estar determinada
por lo que la sociedad establecida considera "normal"
o "anormal". Por ejemplo, muchos profetas del antiguo
cristianismo que en su tiempo fueron venerados, en nuestra época
serían considerados como insanos o desequilibrados.
Igualmente, como víctimas de patologías mentales,
serán condenados por parte del sentido común y de
la medicina, todos aquellos soñadores e inadaptados sociales
que se apartan radicalmente de la norma y emiten verdades intolerables
para la colectividad.
Y es que en nuestra actual cultura de masas, la locura no es cualquier
enfermedad; ella involucra a un conjunto de instancias,
saberes y poderes de control que entran en acción (familia,
terapéutica, hospital). Es más, sería lícito
preguntarse, sobre todo después de la aventura espiritual
de Artaud, si efectivamente lo es. Quizás no sea más
que el final ineludible cuando la exploración de la individualidad
es llevada hasta los límites. En cualquier caso, la locura
no nos permite la apatía; ella interpela la conciencia artística
y obliga al mundo a interrogarse sobre su propia culpabilidad.
Goya, en sus imágenes alucinantes, le concedió un
espacio a la enajenación, porque ella no sólo está
en los manicomios, sino que está presente en todas partes,
y también en la conciencia inconfesada de cada quien y cada
cual. A dos siglos de El Sueño de la Razón...,
y bajo su innegable influjo, estos RETRATOS (DES)DE LAS LOCURA
nos instan a descifrar los signos de nuestro propio delirio y nuestra
sombra interior, aquélla de la que el hombre moderno, civil
y reglamentado se empecina tanto en huir.
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