La
corraleja, versión popular de las corridas de toros y,
al igual que éstas, tradición heredada de los españoles,
es una fiesta en la que un puñado de valientes se enfrentan
a animales de mucha fuerza, peso y brío, en una lucha en
la que salir lo menos lastimado posible es uno de los objetivos
principales.
En rústicas tribunas de madera, miles de personas de la
costa Atlántica de Colombia, se agolpan para presenciar
la representación, como el populacho y los nobles romanos
se reunían para ver morir a fieras y gladiadores en el
Coliseo, hasta hace menos de dos milenios. En este caso no hay
trajes especiales, ni redes. Sólo un vestido sencillo,
que pueda empolvarse, rasgarse y teñirse de sangre. El
complemento es un trapo que, a modo de capote, puede ayudar a
engañar al toro en sus embestidas. Algunos van a caballo,
otros llevan banderillas o se burlan del animal en precarios escondites
que pueden ser su perdición.
La lucha del animal con el hombre se repite una y otra vez, dejando
en cada fiesta varios muertos y demasiados heridos que en medio
del alarido de la masa, embriagada en alcohol y sangre, parece
querer cada vez más. Los toreros, trabajadores
en tierras ajenas, hacen su labor sin remordimiento. Muchos se
juegan su vida ante un animal por sus familias, otros lo hacen
por placer, pero todos buscan el dinero lanzado desde las tribunas.
No importa que al finalizar la jornada, el cuerpo esté
cargado de moretones, rasguños, fracturas o cornadas. Menos
importan el polvo y la sangre, que se mezclan con el sudor y confunden
piel y ropa. Ahora deben irse a descansar, tomarse unos rones,
para mañana volver a hacer frente al peligro.
Año
tras año hay infinidad de heridos, huérfanos y viudas,
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la
mayoría de estos muertos son turistas o personas embriagadas
que sin ningún conocimiento se enfrentan a un animal de
más de 500 kilos.Las fiestas se celebran durante tres a
cinco días, todas las tardes se lidian 40 toros , entre
ganaderos se disputan el trofeo a la mejor faena que consiste
en que el animal que más embista y cornee al enemigo, en
este caso es el hombre.
En caso de salir triunfador los manteros , los garrocheros y los
banderilleros ganaran de 1.000 a 2.000 dólares por temporada.
Cada tarde de toros, se encuentran médicos, enfermeros,
paramédicos, Cruz Roja, Defensa Civil y los hospitales
de la ciudad atentos, para la llegada de heridos o corneados.
Ninguna de estas personas tiene seguro de vida, ni servicios médicos
hospitalarios.
Cornadas te da la vida, pero jugarse la vida para poder vivir
es un paradoja, la muerte la tienen detrás de las orejas,
pero les importa muy poco si se contara los puntos de sutura cogidos
en los cuerpos de sus personajes, la cifra seria respetable. Viven
como gitanos: de pueblo en pueblo, detrás de los toros
y los pesos. Así es su vida, su profesión y su muerte.
En los 140 pueblos de la costa Atlántica ya se encuentran
algunas mujeres que también decidieron vivir su vida en
medio de las corralejas, lo que demuestra que esto no es exclusivo
de los hombres.
El 20 de Enero de 1980 murieron más de 300 personas al
derrumbarse parte de la corraleja de Sincelejo.
Después de 20 años de esta tragedia se volvieron
a celebrar a partir del año 2000.
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