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Celebraciones religiosas y
rituales en el estado de Campeche, México.
Las fiestas
pagano-religiosas de la comunidad campechana son parte esencial del espíritu
que alimenta y valora las tradiciones que sustentan su cultura. Estos
ritos integran el mestizaje de las dos vertientes de su milenaria civilización:
la maya y la europea de los conquistadores.
Para sentir e intentar comprender estas realidades decidimos recorrer
durante casi dos años gran parte de Campeche, aproximadamente 46
mil kilómetros de su territorio según el cálculo
de mi amigo, el capitán y conductor del Barón Rojo, Gilberto
Escalante, quien prodigó gran apoyo y solidaridad para la realización
de este proyecto, algo que siempre le agradeceré profundamente.
Este viaje por el Mayab campechano me enseñó, entre otras
muchas cosas, a privilegiar los sentidos sobre la racionalidad durante
los diferentes ritos. De esta manera traté de entender el momento
en que las devociones se hacían presentes, para poder así
captar los instantes que integran su esencia.
La mirada
que se pierde en el infinito; el manojo de albahaca y ruda en el puño;
el corazón entregado con fe desbordante; la súplica, la
esperanza, el agradecimiento. Todo eso es Campeche, la esencia de su pueblo
que en las venas lleva las sangres maya y española, la de sus celebraciones
religiosas y rituales.
Sus fiestas patronales son la evidencia de que los pilares de la vida
espiritual campechana son su fe y devoción al Hijo de Dios y la
Madre del Salvador; que el hijo de Dios manifestado como el Cristo Negro
de San Román, o como el Cristo de la Salud en el Santo Sepulcro,
es el camino de la salvación para este pueblo devoto; que María
es la madre de la fe en sus múltiples advocaciones: las de la Virgen
de la Asunción, la Virgen del Carmen, la Virgen de la Candelaria,
la Virgen Dolorosa, la Virgen de los Pescadores y la Virgen de Guadalupe.
La fe en Campeche ha encontrado a través de los siglos múltiples
caminos: el del ruego a San Joaquín, a San Román, a San
Francisco, a Santa Ana, a San Juan Bautista y a San Juan Evangelista,
así como a los Reyes Magos, intercesores ante Dios Padre, a quienes
se encomienda la comunidad. La sangre del pueblo subyugado, conquistado,
pero jamás vencido, también sigue viva en los rituales a
Kinich Ahau, dios de la lluvia.
Para conocer cabalmente la devoción de los campechanos, basta abrir
el alma a la sensibilidad, vivir el infortunio, valorar la vida y enfrentar
la muerte, pues sólo llegando al final del camino puede comprenderse
su principio.
Con la Conquista, los españoles introducen al Nuevo Mundo los ritos
católicos que particularmente los franciscanos habían creado
desde el siglo XIII en torno a los sucesos bíblicos relacionados
con el nacimiento del Mesías, desde el peregrinar de María
y José pidiendo posada hasta la adoración de los Reyes Magos
al niño Jesús en Belén, así como la tradición
del montaje del nacimiento introducida por San Francisco de Asís
en Italia, (ojo) o las pastorales y coloquios, los cantos de los juglares
de Dios dedicados a Jesús, María y José y las coplas
y villancicos alusivos.
A través de un prolongado proceso de asimilación y adaptación,
los campechanos crearon sus propias tradiciones, añadiendo al rito
original rasgos de su temperamento y creatividad. Así fueron adquiriendo
forma los festejos navideños que actualmente se celebran en todo
la entidad: los nacimientos campechanos, las novenas del Niño Dios,
las pastorelas, y tantas otras.
Este libro es una invitación a repasar en imágenes y palabras
algunos de los más importantes ritos y celebraciones del pueblo
campechano.
Así
es como, cantando, bailando, degustando los manjars regionales
y buscando consuelo y expansión en sus fiestas cíclicas,
los campechanos han sido capces de soportar durante siglos, con
señorío y donaire, el peso de sus angustias cotidianas.
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RITOS
EDITORIAL INFINITOS MEXICO
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